Lucy Miller es una egresada de arte quien junto a Paul Thomas Bird, compañero de ruta y amante esporádico, ha falsificado a pedido más de cien pinturas que cuelgan en las casas de empresarios de la élite americana. Su labor consiste en crear una copia de los óleos originales que algunos clientes de la agencia donde trabaja compran en subastas millonarias. Porque los reales Caravaggio, Monet y Richter, como dice Lucy, solo viven «en algún depósito a temperatura controlada, algún puerto libre de impuestos o alguna bóveda con sistema de seguridad láser». Y todo parece ir como de costumbre hasta que una tarde, en la concurrida Feria de Arte de Basilea, recibe la propuesta de replicar «Retrato de un joven» de Rafael, la famosa pintura renacentista que pasó de la familia Czartoryski en Polonia al futuro museo personal de Hitler y cuyo rastro se perdió cuando terminó la guerra. El plan es parte de una estafa orquestada desde el círculo más cercano de Edith Cohn, la renombrada coleccionista de ascendencia judía que ha escondido el óleo por más de medio siglo en un búnker subterráneo de los Alpes.